Las consecuencias de quedarse tirado en mitad de la carretera cuestan bastante más que echar gasolina.
Ir a la gasolinera se ha convertido en una acción tan temida que buscamos soluciones para retrasar lo máximo posible la visita, apurar el depósito hasta que sea inevitable desembolsar el dinero. Esta práctica no es nada recomendable, ya no solo por el buen mantenimiento del vehículo, sino porque puede salir mucho más caro que repostar.
Los problemas del parón inesperado no acaban ahí, hay que señalizar debidamente que se ha estacionado en la vía, de lo contrario la multa es 80 euros. Una vez que se ha retirado el vehículo hay dos opciones: llamar a la grúa o ir a la vía de servicio más cercana. En este segundo caso, debemos llevar el combustible en un envase homologado para el transporte de mercancías peligrosas.
Si el conductor poco previsor decide rellenar de gasolina una garrafa o cualquier recipiente no homologado será sancionado con 3.000 euros. Si el vehículo es diésel quizás no arranque aunque se llene un poco el depósito y tendrá que pasar por el taller. Teniendo en cuenta todas estas sanciones, mejor pensárselo dos veces antes de ir con el depósito en reserva.
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